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El presidente de EU busca un respiro monetario para contrarrestar los efectos de su política arancelaria, la cual amenaza con frenar el crecimiento económico e incluso provocar una recesión.
Opinión21 de abril de 2025 Enrique Quintana
En los últimos días, Donald Trump ha intensificado su presión sobre Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal de EU, exigiendo que baje las tasas de interés. Esta confrontación surge de la negativa de Powell a recortar las tasas pese a las demandas del presidente Trump.
El pasado viernes, Keneth Hasset, consejero económico de la Casa Blanca, señaló que se está estudiando si la remoción de Powell es una opción.
Trump busca un respiro monetario para contrarrestar los efectos de su política arancelaria, la cual amenaza con frenar el crecimiento económico e incluso provocar una recesión.
Powell, por su parte, defiende la autonomía del banco central y recalca que los aranceles impuestos pueden generar presiones inflacionarias, lo que justifica su cautela.
La antipatía de Trump hacia Powell
A pesar de que fue Trump quien nominó a Jerome Powell en la presidencia de la Reserva Federal durante su primer mandanto, desde hace años le ha mostrado antipatía y pocos meses después de su nombramiento comenzó a cuestionarlo por la política monetaria restrictiva que impulsó.
Pero, el ataque más reciente ocurrió tras un discurso del presidente de la Reserva Federal en el que advirtió que los aranceles impuestos por la administración Trump eran “significativamente mayores de lo previsto”, y probablemente generarían “un aumento de la inflación y un crecimiento más lento”.
Al día siguiente, Trump reaccionó furioso en su red social: acusó a Powell de llegar “demasiado tarde y equivocado” y afirmó que su destitución “no puede llegar lo suficientemente rápido”.
El mandatario incluso negó que sus gravámenes perjudiquen a la economía, alegando que han reducido ciertos precios y que “EU se está haciendo rico con los aranceles”.
La realidad es que las medidas arancelarias de Trump implican mayores costos para empresas y consumidores, erosionando la demanda interna.
Powell, además, ya observa señales de enfriamiento: menor crecimiento a inicios de 2025 y un “marcado retroceso de la confianza” empresarial vinculado a la política comercial. Si la guerra comercial global se intensifica, el crecimiento podría estancarse e incluso desembocar en una recesión.
Los mercados financieros han reaccionado con nerviosismo ante estas tensiones. Wall Street sufrió fuertes caídas en jornadas recientes; las bolsas llegaron a desplomarse y aumentaron los temores de recesión.
A lo largo de este mes de abril, el S&P 500 retrocedió en 6.3 por ciento, mientras que el Nasdaq bajó en 6.0 por ciento.
Jerome Powell ha enfatizado que la Fed actuará con independencia, guiada solo por el interés del país, sin ceder a presiones políticas. También recordó que la ley protege la autonomía del banco central y que sus directivos no pueden ser destituidos arbitrariamente, además de que dicha independencia cuenta con amplio apoyo bipartidista.
En otras palabras, la Fed se mantiene firme en su mandato y no plantea ceder ante injerencias externas.
La Reserva Federal justifica su cautela señalando los riesgos inflacionarios. Con la inflación anual aún por encima de la meta del 2%, Powell subraya que no bajará las tasas a menos que quede claro que los precios están bajo control.
De hecho, describió un “escenario desafiante” en el que la Fed tendría que elegir entre subir las tasas para frenar la inflación o bajarlas para impulsar el crecimiento, reflejando el dilema que plantean los aranceles.
Por ahora, el banco central prefiere esperar antes de hacer cambios, hasta tener mayor claridad sobre el impacto real de los aranceles.
Si la tensión entre la Casa Blanca y la Fed se prolonga, la ansiedad podría crecer. La posibilidad de que Trump intente remover a Powell genera nerviosismo en los mercados, al minar la confianza en la estabilidad monetaria.
La tendencia de Trump ha sido colocar a incondicionales en puestos clave, por lo que se anticipa que ese sería el caso en la Fed.
Powell ha indicado que no renunciaría si se lo pidieran e insistió en que la ley impide destituir al presidente de la Fed sin causa justificada. Por tanto, cualquier intento de apartarlo desataría una batalla legal inédita.
Por otro lado, si la guerra comercial se agrava y la Reserva Federal se mantiene firme privilegiando el control de la inflación, el enfriamiento económico podría profundizarse.
Algunos temen un escenario de estanflación (estancamiento con alta inflación) si los aranceles siguen elevando los precios a la vez que frenan la actividad económica.
Veremos el desenlace de otro de los procesos inéditos que se están presentando en EU.
Para México, el resultado de este pulso será fundamental.
Ya veremos el desenlace.

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