
La cruzada contra los inmigrantes, la revancha, la deriva autoritaria, la erosión de los vínculos con los aliados y la guerra comercial marcan el inicio del segundo mandato del republicano.
400.000 personas asisten al funeral en San Pedro y el paso del féretro por Roma. El decano de los cardenales recuerda en la homilía, ante delegaciones de 146 países, el mensaje del Pontífice: “Construir puentes y no muros”. El funeral fue aprovechado para una reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Ucrania, Volodimir Zelensky. La presidenta de México, Claudia Sheimbaum, no acudió a la ceremonia.
Política27 de abril de 2025 El País/Fotos: Agencias“Fue un Papa en medio de la gente”, ha dicho este sábado el decano de los cardenales, Giovanni Battista Re, que ha oficiado la ceremonia durante el funeral del papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años tras 12 de un pontificado intenso y que ha agitado la Iglesia. Gente ha habido muchísima: 400.000 personas, según las autoridades, sumando quienes acudieron a la plaza de San Pedro (250.000) y al cortejo fúnebre por la ciudad (150.000). Una abrumadora respuesta de afecto popular para un Papa a veces más comprendido y querido en la calle y en las parroquias de barrio que en los despachos de la Iglesia y de los gobiernos.
En la explanada exterior de la basílica vaticana había delegaciones de 146 países, con 10 monarcas, 50 jefes de Estado y de Gobierno. Muchos de ellos le han criticado, incluso insultado, como el que estaba en primera fila más cerca del féretro, Javier Milei, presidente de Argentina.
Las palabras de Francisco fueron contra las políticas de muchos de los presentes: el estadounidense Donald Trump, la italiana Giorgia Meloni, el húngaro Viktor Orbán, la alemana Ursula von der Leyen. A toda la clase política mundial que hace la guerra, descuida el planeta, rechaza inmigrantes o se olvida de la pobreza. Un mundo en crisis, con miedo y en tensión, en el que ahora se hace este vacío que deja Jorge Mario Bergoglio y que crea en la Iglesia el vértigo de decidir quién podrá sustituirle, y para hacer qué, cómo hablar tanto al mismo tiempo a la gente común y a los más poderosos que estaban ahí sentados. Porque al final han venido todos a despedir a Francisco.
El monumental ritual ha tenido casi 5.000 clérigos celebrantes, 220 cardenales que a la izquierda del altar componían un cuadrante rojo, frente al oscuro de los trajes de luto de las personalidades que estaban a la izquierda.
Esta imagen de la Iglesia a un lado y al otro, quienes dirigen el mundo, ambos ante el ataúd de Francisco que cierra una era, representaba visualmente el desafío en juego en el cónclave. El próximo papa será quien tenga que afrontar el despliegue de la era Trump y el auge de los populismos de extrema derecha en Europa, un amplio frente que, más allá de la ideología, se arroga también la defensa de las tradiciones cristianas, y por tanto entra en competencia directa con la Iglesia por la legitimidad del mensaje. Para el sector más radical, Francisco era un hereje y un impostor.
No es un secreto que el sector más conservador del catolicismo, donde la Iglesia de Estados Unidos supone un tercio de los fondos que recibe el Vaticano, espera un papa en las antípodas del que acaba de fallecer. Ha sido muy batalladora estos años y no se descarta que a partir de ahora y hasta el inicio del cónclave se recrudezca una ofensiva mediática y en redes sociales, también con campañas contra candidatos no deseados. Los cardenales lo saben, también forma parte del vértigo de estos días.
Luego, al pie del altar, comenzaba una gran muchedumbre que se alargaba por toda la Via della Conciliazione, con varias pantallas gigantes para seguir el ritual. Bajo un cielo romano bonito, azul y con nubes, y una ligera brisa que pasaba las páginas del Evangelio dejado sobre el féretro de madera. Entre la multitud, el paisaje humano que refleja la variedad de la Iglesia y las otras religiones presentes en túnicas, hábitos e indumentarias exóticas. Muchas excursiones de chicos y chicas, mochilas, boy scouts.
El expresidente de Estados Unidos Joe Biden fue uno de los primeros en llegar, antes de las nueve de la mañana. A Trump le costó un poco bajar las escaleras, de la mano de su esposa, y le colocaron casi al lado de los Reyes de España (solo estaba en medio el presidente estonio, Alar Karis). Melania se acercó a saludar a la reina Letizia. Hubo cierto lío, porque se suponía que tanto Trump como el presidente francés, Emmanuel Macron, y otros estarían en filas traseras, pero al final aparecieron en la primera. La figura enorme y rubia de Trump emergía a lo lejos entre los presentes, fácil de distinguir. Por parte de Rusia acudió la ministra de Cultura, Olga Borisovna Lyubimova. Entre los cardenales destacaba la presencia de Joseph Zen Ze-Kiun, arzobispo emérito de Hong Kong, arrestado en 2022 y puesto en libertad con fianza, que al final ha podido viajar a Roma.
Pronto se desplegó con discreción toda una diplomacia paralela de apretones de manos, el primero de Trump con Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. Y enseguida se filtró que el mandatario estadounidense se acababa de reunir con el ucranio Volodímir Zelenski. Al final de la misa ya se hicieron públicas las fotos, uno frente al otro, en dos sillas, en un solitario rincón de mármol de la basílica. Una de las imágenes de la jornada, que no tenía nada que ver con el funeral. Es de suponer que este gesto puede no haber sentado muy bien en el Vaticano, aunque si sirve para obtener la paz es de suponer que a Francisco le habría parecido estupendo que se forjara allí mismo.
En realidad, como último episodio póstumo de este pontificado, acorde a la figura de Francisco, la frenética negociación sobre Ucrania fue creciendo durante la jornada como una gran historia política dentro de la gran historia religiosa. Trump y Zelenski hablaron 15 minutos, en una cumbre íntima, cara a cara, como en una confesión, en un marco grandioso en el que eran pequeños intrusos, pero en realidad resolviendo el destino del mundo. La foto empezó a parecer histórica, ya se imaginaba que el final de la guerra empezó en San Pedro, ante el ataúd del Papa que no cesó de pedir la paz y en el trance de un funeral, donde ante la muerte todos piensan con clarividencia en el valor real de sus obras en esta vida.
Comparado con la última vez que se vieron, en la humillante escena del Despacho Oval, fue casi un acto religioso. Esta vez Zelenski llevaba una chaqueta, por primera vez en mucho tiempo estaba sin ropa militar. Los movimientos diplomáticos, con esa concentración de mandatarios en 100 metros cuadrados, luego se dispararon. Los dos vieron a continuación a Macron y al británico Keir Starmer. Zelenski se trasladó después a Palazzo Chigi, sede de la presidencia del Gobierno italiano, y se reunió durante casi una hora con Meloni, la mejor amiga de Trump en Europa. La jefa del Gobierno italiano acababa de comer con Milei.
Antes de que el ataúd fuera transportado a hombros al exterior de la basílica, la pequeña familia vaticana del Papa se despidió de él. Sus secretarios y asistentes Juan Cruz Villalón, Manuel Pellizzon y Fabio Salerno. También su enfermero Massimiliano Strappetti, y los ayudantes de cámara Piergiorgio Zanetti y Daniele Cherubini. Besaron el féretro antes de salir. Entre los familiares de Bergoglio, la monja Ana Rosa Sivori, salesiana, 82 años, prima lejana que vive en Tailandia.
La homilía en italiano del cardenal Re, cuyo fuerte acento de Brescia retumbaba por los altavoces, hizo oír una vez más a los jefes de Estado y de Gobierno las palabras de Francisco: “Construir puentes y no muros es un ruego que ha repetido muchas veces”. Aplauso de la multitud, caras impertérritas entre los políticos.
Recordó su defensa de los migrantes, cuando viajó a la isla de Lampedusa, a la de Lesbos, o celebró una misa en la frontera entre México y Estados Unidos. Más aplausos de la gente. La mayor ovación llegó cuando Re mencionó la encíclica de Francisco sobre medio ambiente y el cuidado del planeta, “la atención a los deberes y la corresponsabilidad hacia la casa común: nadie se salva solo”.
Pero Re también tuvo un potente mensaje interno, para los cardenales que deben elegir un nuevo Papa, marcando como si fuera irreversible el camino que ha abierto Francisco: “El hilo conductor de su misión fue la creencia de que la Iglesia es un hogar para todos, un hogar con puertas siempre abiertas”. Levantando la vista hacia la muchedumbre, dijo que la gran manifestación de afecto de estos días muestra “cuánto ha tocado las mentes y los corazones el intenso pontificado de papa Francisco”. La ceremonia, que incluyó plegarias en árabe y mandarín, terminó a las doce del mediodía, dos horas justas que se hicieron difíciles de seguir bajo el sol de Roma. Fue el último gran aplauso de la gente.
Cuando el féretro entró a la basílica, a las 12.15, comenzaron a sonar campanas de difunto en toda Roma, y con esa lenta cadencia se fue vaciando la plaza. Por seguridad, salieron primero las delegaciones de Estados Unidos, Ucrania y Palestina, también las de Francia, España y el príncipe Guillermo de Inglaterra, Brasil y el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella. Los demás tuvieron que esperar a que el coche fúnebre saliera del Vaticano.
El último viaje en papamóvil de Francisco, rumbo a la basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado, comenzó a las 12.26. Se colocó el ataúd en un vehículo blanco con matrícula SCV1, escoltado por cuatro motos de Carabinieri y Policía. Seguido de una hilera de vehículos. En dos minutos salió del territorio del Vaticano y ahí, fuera de los muros, ya estaba esperando la gente. Recibió los primeros aplausos que no se apagaron durante la media hora de trayecto. Se escucharon gritos parecidos a lo largo del camino: “¡Bravo!”; “Viva el Papa”; y sobre todo uno “¡Grazie!”. No se escuchó, como con Juan Pablo II, “Santo súbito”, pero quizá no era el mismo público de entonces, en 2005.
Las imágenes aéreas reflejaban la belleza de Roma en primavera, las cúpulas, los palacios, los pinos, el río. Las campanas tocaban al paso del cortejo fúnebre en los cientos de iglesias de Roma. Gente asomada a la ventana. Algunos agentes se ponían firmes y le hacían un último saludo llevándose la mano a la frente. En su despedida de la ciudad, el cortejo pasó por Largo Argentina, las ruinas del lugar donde asesinaron a Julio César. Por la iglesia madre de los jesuitas, la del Gesú. Por plaza Venecia, donde Mussolini reunía a las multitudes, ahora destripada por las eternas obras del metro.
Después giró hacia los Foros Imperiales, al fondo el Coliseo, la escena más sugestiva, atravesando más de dos milenios de historia, el corazón del imperio donde germinó y creció la Iglesia, al principio una pequeña secta, hasta hacerse dueña de la propia ciudad. Italia luego se hizo contra el Vaticano. Y tras la ocupación de Roma, Pío IX se declaró prisionero dentro de los muros de la Santa Sede. Empezó un lentísimo entendimiento con la modernidad y su nuevo lugar en el mundo que llega hasta hoy, en el que Francisco ha dado un paso más. El siguiente, lleno de dudas, se conocerá en unos días.
Los aplausos cesaron al llegar a Santa María la Mayor, a las 12.55, donde dominaba el silencio y de nuevo el tañido fúnebre de las campanas. Esperaban cuatro guardias suizos, algo raro de ver fuera del Vaticano. También medio centenar de personas a las que Francisco ha ayudado estos años, inmigrantes, refugiados, sin techo, prostitutas trans, los últimos a los que dedicó sus fuerzas. Cada uno con una rosa blanca.
Dentro del ataúd se introdujo el viernes el rogito, un escrito que resume la vida del difunto. Dice en uno de sus párrafos: “Fue un pastor simple y muy amado en su archidiócesis, que se movía de aquí para allá, también en metro y en autobús. Vivía en un apartamento y se preparaba solo la cena, porque se sentía uno entre la gente”. Añade que siempre estaba atento “a los últimos y a los descartados por la sociedad” y que recomendaba a los sacerdotes “tener la valentía de salir de la sacristía”. Y terminaba: “Ha vivido 88 años, cuatro meses y cuatro días. Ha sido jefe de la Iglesia universal 12 años, un mes y ocho días”.
A las 13.30 se colocó sobre su tumba una lápida de mármol de Liguria, la región de Génova de la que emigraron sus abuelos hacia Argentina a principios del siglo XX. Bergoglio siempre contaba cuánto le marcó saber que el primer barco que iban a coger, el Princesa Mafalda, naufragó en 1927. Se salvaron porque a última hora cambiaron el billete. Siempre le sobrecogió pensar que podía no haber estado aquí. Pero al final ha estado, y los poderosos del mundo y la gente corriente fueron a despedirle.
La cruzada contra los inmigrantes, la revancha, la deriva autoritaria, la erosión de los vínculos con los aliados y la guerra comercial marcan el inicio del segundo mandato del republicano.
Los incendios forestales pueden ocasionar situaciones de peligro para las personas, además de constituir un problema de contaminación y degradación al medio ambiente, por lo que un comportamiento responsable consiste en procurar no encender fuego en el campo cuando exista riesgo de incendio, es la mejor medida para prevenir y/o evitar los incendios forestales. La Secretaría de Seguridad y Paz llama a la ciudadanía a mantenerse informada por los canales oficiales con el objetivo de contribuir al cuidado del medio ambiente.
Las listas nominales serán utilizadas en la Jornada Electoral por cargos en el Poder Judicial. Los listados nominales contienen los datos al corte del 11 de abril, de las 4 millones 910 mil 421 personas que podrán emitir su voto en las 3 mil 929 casillas que se instalarán el 1 de junio a lo largo y ancho de la entidad.
Aquí todos suman para la construcción de la paz: Libia Dennise. Esta muestra busca fortalecer la cultura de paz, promover el tejido social y despertar el interés de la juventud en proyectos de servicio y Compromiso.
“No voy a claudicar hasta que la aplicación sea totalmente transparente, que se rinda cuentas, que haya una distribución equitativa y si se tocan intereses, y por eso se está generando esta situación con los amparos, pues voy a seguir firme en la decisión de defender a las asociaciones, a la gente y a las causas”, afirmó la mandataria estatal con firmeza.
Imagine un partido de fútbol sin árbitro. O peor: con árbitros que cambian las reglas mientras juegan. Hay quien asegura que, en algunos casos, así funcionaba (o dejaba de funcionar), la justicia en México hasta ahora.
Es crucial que cada uno de nosotros entendamos cómo funcionan estos tribunales y cómo elegir a quienes los ocuparán. De lo contrario, corremos el riesgo de dejar decisiones relevantes en manos de personas que no estén comprometidas con la Constitución y el Estado de Derecho.
La Feria Manuel Doblado 2025: La Feria de Todos promete ser un espacio de encuentro para todas las generaciones, donde cada miembro de la comunidad podrá participar activamente en las diversas celebraciones programadas.
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