
Ahí estaba Iggy Pop, cantando y corriendo como si tener 78 años fuera algo a lo que alguien pudiera sobreponerse con la dosis correcta de deseo.


Claudia Sheinbaum sigue en campaña, o de luna de miel con la ciudadanía, si se quiere. En esas giras semanales se le ve a gusto con la masa y, qué duda cabe, a ésta con su presidenta.
Opinión19 de marzo de 2025 Salvador Camarena
Cuando le falta poco para cumplir un semestre como presidenta, Claudia Sheinbaum puede hacer un corte de caja desde la tranquilidad de que su liderazgo político es reconocido nacional e internacionalmente. No es poca cosa, pero implica un riesgo.
En menos de 24 semanas ha dado muestras de que es capaz de consolidar al obradorismo, mantener la economía a flote, radicalizar el combate anticrimen, domar a Donald Trump, contener a la oposición, fijar agenda en mañaneras a su estilo… e impedir nostalgias.
Sheinbaum ha sabido desdoblarse en una figura que poco a poco ocupa el enorme vacío que dejó YSQ. Lo ha logrado con una singular combinación de evocaciones abiertas al exmandatario, al tiempo que se vuelve una persona que se deja tocar por un movimiento en duelo.
La mandataria ha resultado, no diría que una revelación de simpatía, tal no es su personalidad, pero sí alguien con la consciencia de que como gobernante y como líder de un movimiento, su trato y contacto con las masas tendría que ser empático y hasta fraterno.
Sus giras de fin de semana se han vuelto una ocasión de cercanía e incluso de abrazos a no pocos, particularmente chicos y mayores, de quienes asisten; en claro contraste con la personalidad reverenciada, mas en términos de distancia cuasi olímpica, de su predecesor.
Claudia sigue en campaña, o de luna de miel con la ciudadanía, si se quiere. En esas giras semanales se le ve a gusto con la masa y, qué duda cabe, a ésta con su presidenta. En pocas palabras, su “persona” presidencial ha crecido en autoridad, pero también en seguidores.
Claro que esa comunión no es atribuible sólo a que diseña mítines donde baila con niños —cosa que le criticaron por el timing de Teuchitlán—, sino porque llega a esas giras luego de semanas en donde las labores más rudas del gobierno no se han salido de madre.
Se dice fácil porque ha ocurrido sin sobresaltos, pero el hecho mismo de que le resultó bien el cambio del abúlico secretario de Hacienda por uno que de saque tiene más posibilidades de relanzar la interlocución nacional e internacional, es algo que abona a confiar en ella.
En el mismo sentido, la presidenta ha cosechado respaldo por el éxito de su estrategia de tres vías frente a Estados Unidos: va bien la combinación de cabeza fría, ánimo colaborativo y reivindicación de la soberanía ante el mercurial y atrabiliario presidente Donald Trump.
Y aun antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, la presidenta había establecido el fin a la tolerancia a los criminales: por ejemplo, el combate frontal en Sinaloa inició tan pronto como el sexenio, y tras la expatriación a EU de 29 procesados se cruzó un punto sin retorno.
La presidenta ha rubricado esa diferenciación al relanzar la agenda de justicia para las víctimas de desaparición forzada. AMLO ni las vio ni las escuchó.
En paralelo, su mañanera no tendrá el salero tabasqueño que antes del 1 de octubre, pero se ha probado útil para, con buenas o malas artes, contener a la oposición y, muchas veces, copar la agenda mediática.
Ha logrado que no se eche de menos al que se fue. No es que todo vaya bien —el desabasto de medicamentos o Pemex son grandes dolores de cabeza—, pero estamos muy lejos de una crisis política o de liderazgo. Hay presidenta así Adán Augusto no quiera.
Por eso ella evoca tanto a AMLO. Para que se sienta cuidado por la única que, en efecto, lo puede reemplazar.

Ahí estaba Iggy Pop, cantando y corriendo como si tener 78 años fuera algo a lo que alguien pudiera sobreponerse con la dosis correcta de deseo.

Uno de los primeros indicios de que el segundo gobierno de Donald Trump podría ser radicalmente distinto a su primer mandato fueron las máscaras. Casi el primer pensamiento que tuve, al ver los videos de agentes federales deteniendo a manifestantes universitarios y columnistas de opinión, entre muchas otras personas que fueron arrestadas con cierta violencia ante las cámaras este año, fue que parecía tratarse de un nuevo protocolo de anonimato. Había agentes que usaban máscaras y otros no llevaban distintivos con sus nombres ni placas visibles, muchos de ellos iban vestidos de civil. ¿Por qué tantos de estos agentes intentaban ocultar su identidad?

La presidenta Claudia Sheinbaum optó por la desinformación y la mentira. Carlos Treviño vive en Prosper, un suburbio de Dallas, donde vive y trabaja, con todos sus documentos en regla y pendiente su solicitud de asilo.

La disparidad entre lo que Palacio Nacional lleva un año diciéndole a México y lo que la población expresa en la encuesta de seguridad del INEGI es contundente. Algo del discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum no cala.

No es casualidad que el PAN reactualice un lema que fue usado por regímenes nacionalistas y autoritarios como los de Mussolini, Franco o Pétain.





Con el ambiente familiar de su Festival de la Torta, Silao vuelve a demostrar este domingo que las tradiciones saben mucho mejor cuando se comparten.

Gerardo Barroso Rangel, regidor del Ayuntamiento, en representación de la alcaldesa Lorena Alfaro García, resaltó la importancia de celebrar el Día de Muertos en la ciudad, una festividad que nos permite recordar a quienes ya no están con nosotros, pero permanecen vivos en el corazón. Más de 30 actividades teatrales, musicales, artísticas y deportivas en su mayoría gratuitas, en más de 15 sedes del Centro Histórico se realizará el Festival Reviviendo Tradiciones “Lazos que nos unen”. También más de 550 personas participarán con la elaboración de altares y tapetes tradicionales.

La tradicional caminata de familias con sus lomitos disfrazados marcó el arranque del segundo Festival del Día de Muertos 2025, encabezado este viernes 24 de octubre por la presidenta municipal de Silao, Melanie Murillo.

A diferencia de cualquier otro lugar en México y el mundo, San Miguel de Allende ya está listo para vivir una celebración con motivo del Día de Muertos con «esencia sanmiguelense». El color, la música y "la tradición más mexicana" volverán a envolver las calles de «La Mejor Ciudad del Mundo», que este año se preparó y ya está lista para vivir un Día de Muertos diferente, lleno de arte, cultura y respeto por quienes siguen presentes en la memoria.

Ahí estaba Iggy Pop, cantando y corriendo como si tener 78 años fuera algo a lo que alguien pudiera sobreponerse con la dosis correcta de deseo.
