
La presidenta Claudia Sheinbaum premia a una colaboradora de antaño como Esthela Damián que habrá de tener como única agenda, y absolutamente nada más, la que la mandataria decida.


Si hemos de hacer un forzado paralelismo, la presidenta Claudia Sheinbaum eligió su primer 5 de febrero para poner más presión sobre un Poder Judicial moribundo
Opinión10 de febrero de 2025 Salvador Camarena
El 5 de febrero de 1980, el presidente José López Portillo habló ante lo que entonces se llamaba Reunión de la República. En esa fecha, el versátil mandatario sentía que iba en ascenso, ignorante de cómo el tiempo sería cruel con él y su desempeño.
En sus memorias (Mis tiempos, 1988), JLP señala que fechas como el 5 de febrero eran “actos políticos de fuerte contenido administrativo”, rituales que “permitían aliviar presiones (y a veces crearlas) sin esperar el informe presidencial”.
Si hemos de hacer un forzado paralelismo, la presidenta Claudia Sheinbaum eligió su primer 5 de febrero para poner más presión sobre un Poder Judicial moribundo (¿sería exagerado decir que la no-invitación a la presidenta de la Corte, Norma Piña, a Querétaro terminó de sepultar a ese poder del Estado?).
López Portillo fue famoso tanto por su amplia cultura como por su incapacidad para no ceder, ya en la cúspide del poder, a algunas de las más mundanas frivolidades. En sus memorias se siente maltratado, y no pocas veces intenta justificarse por los saldos negativos de su tormentoso sexenio (1976-1982).
Pero también fue un presidente que, así fuera en el discurso, alegaba a favor de la República. Precisamente, el día de marras, en la cuarta conmemoración de la Constitución que le tocaba, López Portillo hizo una defensa de los avances del Estado mexicano y de cómo las tensiones eran signo de salud republicana.
“Ahora es fácil gritar ¡Viva la libertad!, porque somos libres, y también porque lo somos empezamos a desdeñarla…”, se cita el propio JLP en sus memorias sobre lo que dijo ese día, y agrega: “Porque hay libertad de creencias, de pensamiento, de opinión, de escribir, se expresan las contradicciones de nuestra sociedad; porque hay libertad de reunión y manifestaciones, se nos disloca el tránsito; (…) porque deberemos respetar derechos adquiridos y solo afectarlos de acuerdo con las leyes y por disposiciones de jueces, hay limitaciones a la acción pública”.
¿Hace falta recordar que el priismo fue campeón en simular? Decían una cosa, podía hacer exactamente lo opuesto. Empero, la formulación del ideal, el solo hecho de mencionar cuál era el “deber ser” independientemente de lo que ocurriera en la realidad, servía de brújula para señalarles sus desviaciones.
Cuarenta y cinco años después, la palabra de un juez –e incluso de una ministra o ministro de la Suprema Corte– vale bien poco, en el discurso e incluso plasmada en una sentencia.
En un puñado de años, con Morena pasamos de “no me vengan con eso de que la ley es la ley” a abrir procedimientos, como se informó hace un par de días, en la Fiscalía General de la República en contra de dos jueces del interior del país por el atrevimiento de dar resoluciones para detener la elección judicial.
A la titular del Poder Judicial y a ministras y ministros no obsecuentes con Morena no solo no los invitan a Querétaro a la conmemoración de la Carta Magna, como ocurrió la semana pasada, sino que en público la jefa del Estado mexicano dice, sin más, que es porque violan la Constitución.
Ayer la presidenta de la Suprema Corte no fue requerida a un importante acto cívico-militar: la conmemoración de la marcha de la lealtad. No, no es queja formalista, no es un reclamo por la descortesía. Si lo que no se nombra no existe, Claudia dixit, ¿qué ocurre con lo que abiertamente se excluye?
López Portillo al menos decía que los derechos solo se afectan por disposición de un juez. Claudia, en cambio, hizo del 5 y el 9 de febrero dos “actos políticos de fuerte contenido administrativo” para decirle a la Patria que ella decidió que, antes de la elección del 1 de junio, para Palacio Nacional el PJ no existe.
En palabras muy llanas, el gobierno –compuesto por abrumadoras y poco reflexivas mayorías legislativas de Morena en el Congreso de la Unión, y por la presidenta misma– hoy por hoy no tiene contención legal alguna, pues desconocen y hasta persiguen jueces.
¿Cómo hemos de llamar a esta República sin Poder Judicial? Es pregunta.

La presidenta Claudia Sheinbaum premia a una colaboradora de antaño como Esthela Damián que habrá de tener como única agenda, y absolutamente nada más, la que la mandataria decida.

Lo que está en juego no es sólo la relación entre una presidenta y su mentor político. Es la posibilidad de que México tenga, por primera vez en siete años, un gobierno que no dependa del caudillo para tomar decisiones.

El sexenio está mudando de piel a una cosa donde se celebran “siete años” de lo mismo. Eso no despresuriza. Puede que desde el régimen sea algo deliberado, un intento de avasallar por agotamiento al no permitir refresco sexenal, ni anual.

La forma como se ha hecho la campaña contra los factureros pierde credibilidad cuando se hace de manera selectiva, donde a unos se castiga y a otros se premia al no voltearlos a ver.

La Ciudad de México, como en los 60 y 70, se volvió en el campo de batalla en la Guerra Fría. En aquellos años, todos los servicios de inteligencia comunistas operaban en México y realizaban acciones encubiertas contra EU.





El secretario Samuel Ugalde presentó un recuento de las acciones emprendidas por la instancia a su cargo en el periodo de enero a octubre del presente año, en el que destacó el 89.65% de reducción en el robo con violencia a casa habitación. Además disminuyó la incidencia de delitos como: Robo con violencia a transeúnte un 84.61 por ciento; Lesiones dolosas en 37.96 por ciento; Robo con violencia 15 por ciento y Homicidio doloso en un 6.66 por ciento.

La presidenta Claudia Sheinbaum alude a una inviabilidad técnica en los criterios para la aplicación de la tasa de 8% que se pretendía cobrar y que se apostará por campañas de concientización a jóvenes y adolescentes.

Ricardo Monreal Ávila, coordinador de los diputados morenistas, puntualizó que el impuesto no es solo una estimación en la Ley de Ingresos, sino una obligación fiscal creada en ley formal. Pese a ello, señaló que coinciden en la reflexión de la Presidenta, por lo que el poder legislativo modificará la ley para derogar el impuesto a los videojuegos.

IMJU León reconoce a 100 jóvenes como Voces de Cambio por su impacto positivo en procesos de acompañamiento y formación comunitaria. El evento reunió a cerca de 200 asistentes, fortaleciendo el sentido de pertenencia, reconocimiento colectivo y corresponsabilidad social.

Las vacunas de temporada invernal se aplican a grupos prioritarios como personas con diabetes, adultos mayores, menos de 5 años, personas con cáncer y VIH u otra enfermedad que comprometa su sistema inmunológico. La Secretaría de Salud informa que estos puntos estratégicos permitirán ampliar el acceso a la vacunación, acercando los servicios de salud a la población y reforzando la protección de los grupos prioritarios, especialmente niñas y niños, personas adultas mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas.
