
Ahí estaba Iggy Pop, cantando y corriendo como si tener 78 años fuera algo a lo que alguien pudiera sobreponerse con la dosis correcta de deseo.


El control de Alito Moreno, que maniobró para eternizarse en la presidencia tricolor, le alejará de cualquier posibilidad, así fuera remota, de reinsertar al PRI en el debate democrático
Opinión09 de julio de 2024 Salvador Camarena
Hay quien confunde control con legitimidad. Alejandro Moreno controla –qué duda cabe– el PRI (lo que queda de él), pero más allá de su reducido entorno, él carece de legitimidad: no tiene en prensa, ni en el gobierno, ni en sectores sociales… ¿Quiere Marko Cortés emularlo?
Lo ocurrido este fin de semana en el PRI, donde Alito confirmó un control rapaz, constituye un mensaje claro de que cualquier intento similar en el PAN tendrá la misma acogida: una descalificación generalizada al agandalle de los actuales capitostes.
En tanto entes de interés público, lo que ocurre en los partidos políticos concierne a la sociedad, no sólo a la clase política, y mucho menos es cosa exclusiva de simpatizantes y/o militantes.
No sólo porque viven del erario, sino porque constituyen la única vía para acceder a puestos de representación popular (la vía independiente ha demostrado que no es ni remotamente un camino para disputarles el poder).
Los partidos están obligados a cumplir las leyes y a conducirse con apego a reglas que ellos mismos se dan, normas que están inscritas en órganos electorales encargados de vigilar el sometimiento de esos institutos a los procedimientos registrados, con o sin campañas.
Sin embargo, cumplir no basta. Porque si alguien como Alito cuenta con el control para cambiar reglamentos –en principio para beneficio propio–, y si éstos llegan a tener visos de legalidad, no necesariamente a nivel social serán aceptados.
Si lo que ve le disgusta, la sociedad puede sancionar de otra forma –igual de contundente que la de la autoridad– cambios que, así cumplan formalmente con lo estipulado, no tiendan al bien común o no atiendan al momento que se vive.
El 2 de junio la oposición fue derrotada a nivel presidencial por un enorme margen –más de 19 millones de votos entre la ganadora y la candidata del PRI, PAN y PRD–. De igual forma, el oficialismo obtuvo amplias ventajas en el Congreso y prácticamente en todos los estados. Y donde los opositores pudieron ganar gubernatura sus triunfos fueron todo menos carro completo a nivel estatal.
Todo ello en conjunto, aunque parezca obvio hay que subrayarlo, supone un claro mensaje de rechazo a la alianza que tres partidos presentaron en prácticamente todo el país. Frente a ello, el PRI decidió enroscarse y desatender el llamado de las urnas a reformarse.
El control de Alito, que maniobró para eternizarse en la presidencia tricolor, le alejará de cualquier posibilidad, así fuera remota, de reinsertar al PRI en el debate democrático, de cualquier oportunidad de ser visto como legítimo aliado para resistir a Morena.
Toca el turno a Marko Cortés, líder del Partido Acción Nacional. Si bien tras la derrota de hace cinco semanas ese instituto ya tuvo una encerrona, las voces internas que llaman a que el PAN procese el cambio de su liderazgo con genuino espíritu democrático no amainan.
No basta con tener el control. De seguir las cosas como van, Acción Nacional se equivocará si cree que, dado que Cortés sí saldrá de la dirigencia, el suyo será un proceso presentable ante la sociedad como una renovación.
Si Morena vive aún reacomodos por el triunfo, mucho más tendría que estarse percibiendo al interior de los institutos derrotados. Y es exactamente lo contrario, el oficialismo muestra más energía y debate que la oposición que fue apabullada.
A no ser que, en efecto, con sus hechos, las dirigencias terminen por fundar el PRIAN, un fenómeno donde priistas y panistas son tan iguales que hasta la simulación tras la derrota es idéntica así cada quien la haga a su manera.

Ahí estaba Iggy Pop, cantando y corriendo como si tener 78 años fuera algo a lo que alguien pudiera sobreponerse con la dosis correcta de deseo.

Uno de los primeros indicios de que el segundo gobierno de Donald Trump podría ser radicalmente distinto a su primer mandato fueron las máscaras. Casi el primer pensamiento que tuve, al ver los videos de agentes federales deteniendo a manifestantes universitarios y columnistas de opinión, entre muchas otras personas que fueron arrestadas con cierta violencia ante las cámaras este año, fue que parecía tratarse de un nuevo protocolo de anonimato. Había agentes que usaban máscaras y otros no llevaban distintivos con sus nombres ni placas visibles, muchos de ellos iban vestidos de civil. ¿Por qué tantos de estos agentes intentaban ocultar su identidad?

La presidenta Claudia Sheinbaum optó por la desinformación y la mentira. Carlos Treviño vive en Prosper, un suburbio de Dallas, donde vive y trabaja, con todos sus documentos en regla y pendiente su solicitud de asilo.

La disparidad entre lo que Palacio Nacional lleva un año diciéndole a México y lo que la población expresa en la encuesta de seguridad del INEGI es contundente. Algo del discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum no cala.

No es casualidad que el PAN reactualice un lema que fue usado por regímenes nacionalistas y autoritarios como los de Mussolini, Franco o Pétain.





Con el ambiente familiar de su Festival de la Torta, Silao vuelve a demostrar este domingo que las tradiciones saben mucho mejor cuando se comparten.

El recorrido de carácter histórico se celebrará el domingo 26 de octubre, en punto de las 8:00 de la noche, en los pasillos del panteón antiguo de Silao, ubicado en la calle La Paz, entre la calle Independencia y el bulevar Ramal de Guanajuato. Este recorrido estará a cargo del Centro Cultural Artístico y Educativo SOPLUNA (Sociedad Plural No Adicta), dirigido por el poeta y dramaturgo Ricardo Azuela Espinoza.

El Congreso del Estado de Guanajuato realizó una consulta a niñas, niños y adolescentes como parte del análisis de diversas iniciativas que tienen relación con temas de educación, salud, medio ambiente, familia y atención adecuada de las autoridades, con la finalidad de conocer sus puntos de vista y reflejarlos en las reformas legales.

La tradicional caminata de familias con sus lomitos disfrazados marcó el arranque del segundo Festival del Día de Muertos 2025, encabezado este viernes 24 de octubre por la presidenta municipal de Silao, Melanie Murillo.

Ahí estaba Iggy Pop, cantando y corriendo como si tener 78 años fuera algo a lo que alguien pudiera sobreponerse con la dosis correcta de deseo.
