
La presidenta Claudia Sheinbaum optó por la desinformación y la mentira. Carlos Treviño vive en Prosper, un suburbio de Dallas, donde vive y trabaja, con todos sus documentos en regla y pendiente su solicitud de asilo.


La disparidad entre lo que Palacio Nacional lleva un año diciéndole a México y lo que la población expresa en la encuesta de seguridad del INEGI es contundente. Algo del discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum no cala.
Opinión24 de octubre de 2025 Salvador Camarena
Este jueves conocimos el reporte trimestral de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU). Destaco dos hallazgos: desde que empezó el sexenio ha subido casi cinco puntos el porcentaje de quienes se sienten inseguros, y preocupan los robos.
El top 5 de lugares en que las y los mexicanos se sienten inseguros es el siguiente: Cajero automático en la vía pública (71.7%), transporte público (64.9%), calle (64.4%), carretera (57.1%) y banco (54.6%). Estas cifras son prácticamente idénticas al trimestre anterior.
Cuando el INEGI pregunta sobre conductas delictivas o antisociales atestiguadas en el tercer trimestre de 2025, la segunda más mencionada fue “robos o asaltos” (47.6%), sólo detrás de consumo de alcohol en la calle (58.2%) y arriba de venta/consumo de droga (39.9%).
Sin minimizar otro tipo de riesgos que pueda incluir el sentimiento de inseguridad en la calle o en el transporte público, es notorio que los cinco lugares que más provocan la sensación de inseguridad son espacios donde los robos ocurren.
En general, lo que dice la gente a través del INEGI es que la conversación es sobre la afectación patrimonial. Para empezar, gobierno y bancos tienen un gran pendiente.
Por otra parte, qué doble tragedia es el transporte público: además de malo, inseguro. Por décadas, gobiernos de todo tipo roban a la gente horas al obligar a los más pobres a dejar media vida en sus trayectos, y por si fuera poco, son espacios donde temen por su seguridad.
Hay un (leve) motivo de esperanza: del segundo trimestre al tercero de este año, la “atestiguación” de los robos y asaltos bajó 2.5%. Sin embargo, en ese rubro 47.6% de la gente vive casi tan preocupada hoy como en el tercer trimestre de 2024, cuando registró 47.9%.
Al arrancar septiembre, en su Primer Informe de Gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo que “en cuanto a delitos de alto impacto, la reducción nacional en 11 meses es de 20%, pero en robo de vehículo con violencia es de 31%”.
La disparidad entre lo que Palacio Nacional lleva un año diciéndole a México y lo que la población expresa en la encuesta del INEGI es contundente. Algo del discurso de la presidenta, que habla de descensos en prácticamente todos los rubros salvo extorsión, no cala.
Una baja que el gobierno presume mucho es la de los homicidios. Este mismo miércoles, cuando el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, compareció en el Senado por la glosa del primer año de Sheinbaum, insistió en que hay 32% menos asesinatos.
Aceptando sin conceder que tal descenso esté ocurriendo, lo que la gente, a través de encuestas como la del INEGI, está demandando son más detalles sobre la estrategia de seguridad para otros delitos que le afectan más frecuentemente, como varios tipos de robo.
De hecho, en la primera de estas encuestas que le tocó a Sheinbaum, la publicada en enero, se reportaba que en el segundo semestre de 2024 25.4% de los hogares urbanos reportó como mínimo una persona víctima de algún robo, un rango que se ha mantenido, puntos más puntos menos, desde 2020.
El gobierno tiene datos que presume como evidencia de que el (no nombrado) cambio de estrategia ha funcionado, mientras que la percepción negativa de la gente incluso ha subido.
Algo tendrá que hacer la presidenta para que la gente se sienta segura. Sobre todo, porque el mismo INEGI muestra que, desglosado por sexo, las mujeres se sienten, entre 10 y 15 puntos más inseguras que los hombres en el banco, el cajero y el transporte público.

La presidenta Claudia Sheinbaum optó por la desinformación y la mentira. Carlos Treviño vive en Prosper, un suburbio de Dallas, donde vive y trabaja, con todos sus documentos en regla y pendiente su solicitud de asilo.

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La presidenta Claudia Sheinbaum optó por la desinformación y la mentira. Carlos Treviño vive en Prosper, un suburbio de Dallas, donde vive y trabaja, con todos sus documentos en regla y pendiente su solicitud de asilo.
