
Mientras Alejandro Armenta anda en su ‘ya se la saben’, trasciende que los fideicomisos del Poder Judicial fueron vaciados sin siquiera el consabido ‘el golpe avisa’.
En pocos meses, hemos asistido al parto de Morena 4.0: no se ve más purista, ni entusiasta en desafanar a polémicos personajes, ni a los acusados de corrupción o violaciones.
Opinión21 de febrero de 2025 Salvador CamarenaLa reforma energética del Pacto por México fue el parteaguas que definió el surgimiento de un nuevo partido popular. La organización nacida tras el fraude del 88 se dividió y muchos siguieron en el éxodo a quien por dos ocasiones fue candidato presidencial del PRD.
Hubo antecedentes, por supuesto. En septiembre de 2012, AMLO se despidió del PRD y anunció que buscaría crear su propia organización. Y el nombre de Morena ya existía para entonces. Pero nadie sabía si el divorcio con los perredistas iba en serio.
La respuesta llegaría muy pronto por doble vía: aunque el PRD se separó de la parte energética del Pacto por México, los amarillos cruzaron un umbral sin retorno al aliarse con Enrique Peña Nieto y con el partido Acción Nacional.
AMLO intentó lanzar una resistencia en contra de la privatización del sector energético, pero, cosas del destino, cayó enfermo, debilidad física que parecía augurar una marginalidad irremontable. La corrupción peñista, sin embargo, sería el oxígeno del obradorismo.
Formalizado en 2014 como partido, Morena 1.0 es capaz no sólo de meter en 2015 al Congreso de la Unión y a alcaldías de la Ciudad de México a importantes cuadros, sino, más relevante, hacer resonar su agenda y demostrar ímpetu ante la debilidad de un esclerótico PRD.
Morena 2.0 nace de la derrota en el Estado de México en 2017. AMLO se da cuenta de que el ímpetu que traía podría no ser suficiente rumbo a la campaña presidencial del año siguiente, e inicia el reclutamiento de cuadros y el forzamiento de alianzas con impresentables.
El PVEM, oportunista desde su nacimiento, se une a quienes prometían “regenerar” la vida nacional. Y no fueron los únicos: dando muestras de pragmatismo puro, fichan a gente como Manuel Espino, presidente del PAN, ni más ni menos cuando el “fraude” de 2006.
Para Morena 2.0, 2018 fue el “París bien vale una misa”. Que no hubiera exceso de confianza ni sorpresas como en 2006. Pragmatismo y ya luego, se asumía, reconducimos las cosas a la pureza de los principios.
En el sexenio pasado, Morena se transfiguró. No voy a abundar en si la alianza con el PVEM pasó de ser un tema personal/coyuntural (las ligas entre AMLO y Manuel Velasco dan para análisis sicológico), pero el obradorismo se llenó de gente que no necesitaba. Eruviel, Murat…
Morena 3.0 abrió sus puertas a gente que antes combatió en San Luis Potosí (los Gallardo), a ídolos con piel de sarro (Cuauhtémoc Blanco) y, decididamente, al Grupo Atlacomulco: nunca se persiguió, ni remotamente, a EPN como a Calderón. Así aseguraron el Edomex.
Fue un todo vale con tal de que no regrese el PAN. Al PRI, Morena 3.0 lo fue absorbiendo. Y lo mismo con los sindicatos que antes vieron con desconfianza (Petroleros, Ferrocarrileros, SNTE –adversario de su aliado histórico, la CNTE–) o que les resultaron funcionales: CATEM.
Esta tercera transformación del partido que prometía una era sin corrupción fue quizá la que más costos le acarreó con una base de organizaciones sociales que había caminado con AMLO, años más, años menos, desde 1989: diversos colectivos de defensa de la tierra y derechos humanos resintieron, como pocos, su agenda militarista –otra novedad del Morena 3.0–.
Esa traición fue maquillada mediáticamente al mantener compromisos muy elegidos y concretos, como con el pueblo yaqui, con los mineros de Pasta de Conchos, con, “haiga salido como haiga salido”, los padres de Ayotzinapa.
Morena 3.0, finalmente, fue –cuando menos– tolerante con grupos del crimen organizado en distintas regiones, cuando no francamente aliado. Así llegaron a la elección de 2024.
Hubo quien pensó que, habiendo ganado el año pasado como lo hizo, arribaba el momento de la purificación, de volver al origen. En pocos meses, hemos asistido al parto de Morena 4.0: no se ve más purista, ni entusiasta en desafanar a polémicos personajes, ni a los acusados de corrupción o violaciones, y, por supuesto, ni a señalados de cercanía al narco.
La renovación en gubernaturas importantes, la ausencia (formal) del fundador, el nuevo protagonismo del hijo del líder histórico, la incógnita sobre el rol de la presidenta Sheinbaum en la vida interna y una descarnada pugna por el poder marcan la nueva fase de Morena.
Los actuales estertores son demasiado prematuros para permitir una prognosis. Lo único cierto es que se trata de una nueva etapa. Ni más ni menos.
¿Les dará más réditos o les quitará opciones de triunfo? Me inclino a pensar que el ruido por los Yunes y similares no hace mella en la base. Es choque en las alturas sin, aún, consecuencias en las urnas.
Mientras Alejandro Armenta anda en su ‘ya se la saben’, trasciende que los fideicomisos del Poder Judicial fueron vaciados sin siquiera el consabido ‘el golpe avisa’.
En el actual proceso de elección judicial, ante las decisiones del Consejo General del INE y la actuación del TEPJF, se pone en cuestión, una vez más, la certeza, la legalidad, la transparencia y objetividad de los procedimientos, principios que, por su propia naturaleza, requieren tiempo suficiente para ser comprendidos, analizados y debatidos.
No deja de sorprender que las sospechas de corrupción sobre Iván de Jesús Olmos emergieran a sólo seis meses de haber llegado a Birmex, y a escasos 90 días de haberse iniciado el proceso de licitación en el sector salud.
La CONCANACO ha pausado su relación con el Consejo Coordinador Empresarial y pide que haya renovación de la dirigencia para que haya confiablidad en quien sea electo con legitimidad.
El arranque de sexenio tan venturoso en las cifras de seguridad por parte de Claudia Sheinbaum, obliga a cuestionar qué no se hacía antes y qué faltó en el gobierno anterior.
Tradición está hecha con la pasión de cada purisimense.
A la misa encabezada por el cardenal Carlos Aguiar Retes, también acudieron migrantes y personas que han perdido a un ser querido por suicidio.
La Policía Preventiva, el área de Tránsito Municipal y la coordinación municipal de Protección Civil de Silao implementarán un operativo especial durante el tradicional ascenso del Viernes Santo a la cima del cerro del Cubilete. En coordinación con las Fuerzas de Seguridad Pública del Estado y la división de la Policía Estatal de Caminos, la Policía Preventiva de Silao desplegará acciones desde la noche del jueves 17, con un grupo intermunicipal y la unidad canina K-9, entre otras ramificaciones de la corporación.
La Coordinación Estatal de Protección Civil, en conjunto con brigadas de los tres órdenes de gobierno, continúa con las labores de control y extinción del incendio forestal activo en la Sierra de los Agustinos, con referencia a las comunidades San José de Peña y San Juan de la Peña, en los municipios de Acámbaro, Jerécuaro y Tarimoro.
Los leoneses ingresan gratis para hacer uso de las 3 albercas durante esta semana.