Propone diputada Rocío Cervantes iniciativa para contener disminución de superficie forestal

Que áreas forestales o de bosques no sean devastadas por contaminación o deforestación, es lo que busca la diputada Rocío Cervantes con una iniciativa de reforma a la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable para dar a la Secretaría del Agua y Medio Ambiente facultades para prevenir ambos fenómenos y para opinar, oponerse y supervisar los cambios de uso de suelo en los procedimientos que autorizan autoridades municipales.

En su exposición de motivos de su planteamiento, afirmó que la superficie forestal es afectada por contaminación con diversos tipos de basura, incluidas sustancias tóxicas y residuos de la construcción, y por deforestación, producto de la expansión de las zonas urbanas que implican tala, sin restitución de vegetación para reparar el daño ambiental causado.

La congresista sostuvo que la consecuencia de ambos fenómenos es la “disminución de áreas de bosques en forma significativa” porque finalmente suele prevalecer el interés económico de instaurar un negocio por encima del cuidado y conservación de las zonas forestales.

Dijo que, ante casos de contaminación o de deforestación para privilegiar construcciones, con afectaciones a flora, fauna, agua y deterioro del paisaje, lo que puede constatarse en zonas boscosas o forestales de diversos municipios, incluido éste, hacen evidente la urgente necesidad de tomar medidas legislativas para mitigar ambos fenómenos que “agravian a la naturaleza”.

Ese es el propósito de su iniciativa que considera dar a la Secretaría del Agua y Medio Ambiente facultades para “prevenir la contaminación o formación de focos infecciosos en bosques mediante la implementación de acciones o programas” diversos.

Concretamente, que eviten la derrama de sustancias químicas peligrosas, descargas residuales contaminantes y tirar en zonas forestales residuos sólidos diversos, incluidos metales y de escombros.

Además de que los bosques sufren los estragos de incendios forestales, plagas de insectos descortezadores y plantas parásitas, exacerbados por condiciones climáticas como sequías, factores que degradan el suelo, debilitan la salud de los árboles y ponen en riesgo la biodiversidad y los servicios ecosistémicos que proporcionan zonas con vegetación abundante.

“Si no cambiamos nuestra forma de vivir, la naturaleza nos recordará que es ella quien tiene el poder”, sostuvo al final de su exposición de motivos desde la tribuna del Salón del Pleno del Congreso.